jueves, abril 17

..PéRdiDa..


Sus ojos se perdieron en algún invierno pasado. Esos ojos tan lindos que tenía, dueños de una mirada raramente dulce, vaya a saber donde se perdieron…

Me animo a decir que se fueron detrás de sueños. Y me atrevo a semejante hipótesis porque muchas veces lo escuché relatar ideales, y muchas veces fui testigo de sus lágrimas en cada uno de esos cuentos. Era en sus ojos donde uno podía leer cuánto amor depositaba en utopías. Seguramente debieron haberse ido detrás los aromas de alguna de ellas…

Supo ser niño mimado, adolescente inocentemente rebelde, y hombre supuestamente entero. Ser de inacabale orgullo, su ego lo desbordaba a menudo, ocultando su enorme ternura. Supo ser payaso entre los más chicos. entre ellos siempre se sentía más a gusto. Era un maestro de la risa, y sabía dibujar mejor que nadie. Más que ningún otro adoraba hacerlo. Tras el paso del lápiz, lograba revivir en un pedazo de papel, la realidad... y la irrealidad.

Y con esa habilidad, que con él nació, supo trazar caminos osados, que atravesaban lagos y bosques. Playas serenas y mesetas gigantes. Mundos imaginarios que ocupaban en su mente el lugar del verdadero. Allí vivía porque así lo elegía, mañana tras mañana, cigarro tras cigarro.

Con el mismo trazo también supo incluir, en sus rutas imaginarias, las sorpresas que le traía la vida. Cuál joven bien educado, nunca dejó de agradecer cada regalo del destino. Cuál joven bien educado, nunca le dio importancia a ninguno de ellos. Muchas gracias, no se hubiera molestado, y al depósito. A un costado. Sólo adornos de sus viajes, meros agregados terminaron siendo las pérdidas y los reencuentros, las oportunidades únicas y los inesperados fracasos, la mujer, los hijos y los perros, también….

De vez en cuando vuelvo a buscar con mis ojos a sus ojos. Entonces los cierro y trato de imaginarme bajo algún arbol de alguno de sus universos de mentira. Mientras él pesca a lo lejos, en aquel lago también de mentira. No se da vuelta, no me devuelve sus ojos. Abandono ese mundo y me voy a otro. Y así los ando buscando de tierra en tierra, porque de verdad que los extraño.

Y si bien no los conozco como algunos otros, como aquellos que saben donde están perdidos pero se cansaron ya de invitarlos al regreso, siento pena.

Pero no por lo triste que, me imagino, debe ser andar por la vida con la mirada vacía, sino por lo doloroso que debe sentirse el saber que fueron los ojos los que tuvieron que abandonarlo a uno para correr sueños, sin que el resto del cuerpo quieran acompañarlos.

¿Cómo pudo dejarlos ir? A los ojos y a los sueños. Él, que sigue embanderándose con ellos, que sigue vendiéndose como el que los lleva en lo más alto. Él, que para tapar tan enorme agujero en su alma, vive de los que sueñan otros.

Trato y trato, y no encuentro a sus ojos. Hace años que los busco, pero no aparecen. sus lágrimas me ilusionaron un par de veces. Las confundí con señales de tan ansiado regreso. Pero no. Se ve que puede seguir derramándolas. Se ve que sólo ellas quedaron… como para que sienta que todavía siguen en su sitio. O como para que recuerde que alguna vez se escaparon. Y no volvieron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sus ojos llueven a veces prima del alma, llueven en su pecho. pero no podes tocarlo...no se deja alcanzar para secar. O bien nunca nadie supo llegar a el.. que es lo mas probable. poco a poco se aprende que solo el silencio de las tardes en soledad y quiza un abrazo sincero lo haran feliz. Incluso el recuerdo de un sueño muerto lo hace brillar. La simpleza de la vida(mentira)...o la parte grosera y malolienta que te deja un fracaso bien ganado(verdad). no esta tan mal despues de todo.

lindas tus palabras. te quiero prima.