martes, septiembre 18

Impacto

Un ventarrón sacudió mi cuerpo. Me desestabilizó. Fium. Otro más. Daleestúpidamovete....Más ráfagas. ¿Me está hablando alguien?. Miré para todos lados y, a pesar de que no logré ver mucho más allá de dos baldozas, me dí cuenta de que estaba sola. Ya el viento no me dejaba mantenerme quieta y se embolzaba en mi piloto negro. Inútil era resguardar el flequillo dentro de la capucha.
¿Nomeescuchaste?dejamesalir... Sí. Definitivamente me estaban hablando.
Comencé a mirarme el pecho, como presintiendo de donde venía aquella voz, cuando algo adentro mío pateó para afuera con tanta fuerza que me hizo gritar. Había algo que quería romper mi piel y escapar.
Ese desgarro hizo que comprendiera lo que pasaba. Y ya todo cobró sentido. Algo, una especie de esencia, comenzó a tomar forma fuera de mi cuerpo para, unos segundos después, dedicarme un monólogo.
Hoy te toca a vos, dijo. Tanto que te la pasaste predicando a los demás sobre que lo importante que es ser independiente, ser libre, ser feliz. Es hora de que te hagas cargo de lo que sos. De lo que hiciste hasta hoy. Nada.
Me habló de mí misma. De lo incómoda que se había sentido recorriendo mis venas durante 22 años. Relató, paso por paso, el proceso por el cual la admiración que por mí alguna vez experimentó, se convirtió en pena. Y luego en furia.
Me contó que estaba harta de estar encerrada en mi cuerpo, una caja de carne y hueso... y mente. Ésa, mi mente, era la más culpable de su tristeza. O de su enojo, porque estaba enojada, furiosa. Mi mente la acorralaba, me decía, con sus mandatos, con sus deberes, con sus leyes.
Ella, y el cuerpo que acataba sus órdenes sin chistar, no la dejaban ser. Le llevaban la contra permanentemente. Reían cuando en verdad quería llorar y entristecían cuando en realidad quería estallar de alegría, no la acompañaban cuando quería ser una nena de cinco años pero tampoco lo hacían cuando estaba lista para ser la más madura de las mujeres.
Ese puto raciocinio siempre la obligó a ser correcta. Y a veces quería serlo, pero otras no. Había noches en que quería sentirse la más puta, y disfrutar de eso. Había tardes en las que necesitaba ser más puritana que una monja. Y no. Los extremos nunca estaban bien para su cabeza.
Por eso me arranqué de vos. Por eso te sacudí con violencia. Para que te despiertes, te despabiles y te dés cuenta de que no está todo bien. Y de que no lo va a estar hasta que no te hagas cargo de tu propia vida. ¿o no te dás cuenta de que las manos que te sostienen la espalda no pueden solucionarte los problemas? Ya no. Ni siquiera los más simples. Ni siquiera aunque quieran.
Y es hora de que traces tu propia ruta, comenzó a susurrar un poco más dulcemente. Si sabés que hay cosas a las que no querés ver más, ya es hora de que les des un portazo. Dejá de negar lo que podría hacerte bien. Dejá de tener miedo. Dejá de decir qué vas a hacer y que lo vas a hacer, cuando en verdad no hacés un carajo. Entregate a lo que amás y sabés que te va a hacer feliz, por más de que hoy sea puro sacrificio. Pará de cerrar los ojos cuando en verdad querés comerte todo, y de un sólo bocado, con la mirada.
Por eso, si es que no vas a tomar un poco de la medicina que recetás a los cuatro vientos, me voy y te dejo, vacía.... Si no me vas a dejar salir volando hacia el cielo, y romper las nubes y el sol, y dar mil vueltas, y volver, mejor me voy para siempre. Porque voy a volver. Y te voy a traer más pureza, más paz.
No hace falta que armes toda una ceremonia para dejarme pasear un rato. Con sólo derrumbar algunos muros dentro tuyo, me basta... El resto es tarea mía. Tan bien te vas a sentir que vas a lamentar no haberme abierto la reja antes. ¿No crees?
No te pido mucho. Además, ya es hora. Hora de dejar de ser los demás y empezar a ser vos. Hora de permitirme ser libre, para darte libertad a vos. ... ...
Quedé atónita... Cerré los ojos...

viernes, septiembre 7

..Duda..


...Que cosa el destino. A veces me pregunto si disfruta de ensañarse con todo el mundo o es que tiene una fija conmigo…