viernes, julio 4

..FrÍo..


Sentado frente a la pantalla, la única “mujer” que se le entregaba sin chistar, estaba esa mañana. Le costaba respirar, se sentía ahogado, y ya había espiado el reloj más de seis veces. Cómo si sólo ese gesto bastara para obligar a las agujas a que se movieran más rápido. Quería que volaran.
El ruido de la llave en la cerradura fue el primer cachetazo despabilador. Con el portazo llegó el frío polar. Sabía que estaba todo perdido cuando escuchó los pasos.
¿O los presintió? Ahora que lo piensa, se confunde. Cree estar casi seguro de que la puntada que aún no lo abandona comenzó a cortarle la respiración unos segundos antes de percibir ese caminar.
Tac, tac, tac…
No cabían dudas. El “hola, ¿cómo va?” lo confirmó. No tuvo tiempo de ensayar un escudo que lo protegiera, cuando aquel cuerpo atravesó la puerta de la habitación.
-Buenas…
-Hola..- atinó a decir, temeroso de esa palabra reflejara el dolor.
-Sólo vengo a buscar lo que falta.
No pudo evitarlo y giró sobre las ruedas de su asiento. Súbitamente. La asustó. Creyó haber estado una eternidad mirándola, calcando en sus retinas esa perfecta cara de asombro. Hubiera querido decirle lo linda que estaba. Pero no. Sólo tartamudeó un par de palabras.
-Si no dejaste nada. Si te llevaste todo.