miércoles, agosto 6

..TenSiÓn..


-Son tiempos de ansiedad –se repite a sí misma, a cada rato-. Ya van a pasar.
Aprieta el pañuelo que guarda en el bolsillo de su camperón y sin darse cuenta, clava las uñas en la palma de su mano de una manera tan fuerte que deja marcas.
Le cuesta salir a la calle, pero no le queda otra. Debe ir a trabajar. Debe hacer las compras para poder tener provisiones con las que cocinar algo al regreso de cada jornada. No obstante, recordó que anoche, antes de soñar no sé que cosas horribles, había pergeñado un plan bastante correcto para reducir al mínimo necesario las salidas al chino que quedaba a dos cuadras de su casa.
¡Dos cuadras!... No importa, era peligroso. Todo era peligroso. Hasta la más mínima distancia.
Antes de abandonar la cálida protección de su hogar (cálida sólo por llamarla de algún modo. Hacía un mes que había apagado las estufas de la cocina y del cuarto por miedo a que se produzca un escape de gas y no lo notara a tiempo) decidió comenzar a escribir una lista de los alimentos, y de otras cosas que se iban acabando, como para hacer las compras una vez a la semana. Y, si era posible, una vez cada dos… Cuanto menos pisara la calle, mejor.
Es que no soportaba los pasos que la seguían todos los días. Los escuchaba siempre, pero no lograba descubrir quien era que la controlaba de cerca ya que desaparecía cada vez que ella giraba para sorprenderlo. Tardaba demasiado en darse vuelta…
A veces –sólo unas pocas- recordaba aquello que le había dicho su mejor amiga (¡cuánto hacía que no la veía!). Eso de que tratara de tranquilizarse; que los pasos, las miradas indiscretas, la sensación de sentirse dentro de una cajita vidriada controlada por él las 24 horas, no era más que un producto de su imaginación, de su estado de tristeza por el desarraigo… De la falta, completaba ella a viva voz las palabras de su amiga que resonaban aún en su cabeza.
Entonces volvía a apretar el pañuelo, más fuerte aún, Tanto, que hacía temblar su brazo. Solo relajaba un poco cuando pisaba los escalones que la llevaban hasta el hall donde, cinco pisos más arriba, se olvidaba del mundo. Todos los días.
Así, todos los días….

1 comentario:

Carla Irupé dijo...

Ailu:
Me gusta la forma en que transmitis las sensaciones, haces que quien lee perciba lo mismo.
=)
(al menos en mi caso).
Ahh! gracias por tus comentarios...
Sí, son míos.
Espero verte pronto.
Besos.